Conociendo el corazón de Fenaro
En esta ocasión conversamos con Ricardo Gómez Venezolano de nacimiento, pero chileno de corazón, llegó a nuestro país desde Maracaibo junto a su familia en el año 2017 y ahora es parte de nuestra familia de Fenaro
Ricardo Gómez Fernández tiene 60 años nació en Maracaibo en el Estado de Zulia Venezuela donde la temperatura oscila entre los 30 y 43 grados bajo la sombra, por eso se llama la tierra del sol amado y las aguas temperadas. Conversamos con Ricardo para conocer un poco de su vida y los motivos que tuvo para venir a Chile y cómo ha sido su vida en nuestro país.
Fue así como el señor Gómez muy emocionado al recordar su vida en Venezuela nos relató, “Tuve la posibilidad de estudiar contador general, todavía no estaba graduado en Administrativa y contable, y ya trabajé en firma de contadores, en bancos como asistentes y en la empresa norteamericana Milchen de Venezuela filial de Baker Hughes, por mucho tiempo trabajé de día y estudiaba de noche, en 1988 me gradué de Licenciado en Contaduría.
“Después tuve la oportunidad de ingresar al Banco Exterior en Caracas por un concurso que gané, esto fue mi inicio profesional donde llegué al cargo de gerencia de una oficina en Maracaibo. De ahí me llamaron para ser gerente en la Corporación de Desarrollo de la Región Zuliana (CorpoZulia) estuve cuatro años, después me fui a una empresa norteamericana y fui gerente de contabilidad. Los último cuatro años fueron en Arrocera Maracaibo donde fui gerente de Finanzas”, agregó Don Ricardo
Además, el señor Ricardo nos contó una anécdota que demuestra su fe, “Cuando salí de la Corporación existía un cambio de gobierno en Maracaibo había acta de entrega para todos, pero yo no tenía, cuando me doy cuenta que garantizaron a todos, menos a mí, recuerdo que tenía poco dinero, era un viernes en la noche, mi hija de cuatro años se me acerca y me dice, tranquilo que mañana tendrás trabajo y me llega un mensaje al día siguiente, que me presente en la Arrocera de Maracaibo por un trabajo, Dios aprieta, pero no ahoga , hay que tener fe, estamos convencidos de que nos esperan cosas buenas, hay que tener perseverancia y trabajo”.
También el señor Gómez nos relató cómo fue su experiencia en la enseñanza en Venezuela, “De ahí salté a la docencia, fui profesor en la Universidad Rafael Belloso Chacín (Urbe), en la Universidad Dr. José Gregorio Hernández y en el Politécnico de Maracaibo. Estuve 30 años en la gestión docente, si volviera a nacer sería profesor, me encanta enseñar porque te permite actualizar tus conocimientos y mantenerte al tanto de todo lo que está pasando, aunque muchas veces las universidades enseñan cosas que no sirven, pero mi materia era para el trabajo los instruía sobre las tareas que la profesión les iba a solicitar”.
De igual manera, Don Ricardo Gómez ha sido reconocido con la Orden Fray Luca Pacioli 2015-2016 que es el máximo reconocimiento del colegio de contadores del Estado de Zulia que fue aprobado por la Federación de Contadores Públicos de Venezuela. Además, de un botón de 30 años de graduados del Colegio de Contadores de Maracaibo.
Don Ricardo muy conmovido nos contó los motivos que tuvo para venir a nuestro país, “En enero de 2017 me vine a Chile con mi familia, lastimosamente había dos componentes muy difíciles en mi país, uno era el político y otro era el bienestar social que se estaba dando por las decisiones políticas, las cuales iban disminuyendo nuestra calidad de vida. Fue una decisión muy difícil porque teníamos nuestro hogar, amigos, familiares, prestigio, todo lo que habíamos logrado con mucho esfuerzo y ahora sólo teníamos la incertidumbre de lo que significa inmigrar”.
“Particularmente, tuvimos la fortuna de ser recibidos con los brazos abiertos con decirte que paseando mi perro nos toparnos con buenas personas que confiaron en nosotros y nos ayudaron a actualizar nuestros papeles, así nos pasó varías veces, cuando más lo necesitamos. Siempre nos trataron con respeto, humildad a pesar de ser extranjeros. Mi familia que me acompañó en este viaje es mi esposa, mis dos hijas, mi suegra y mi madre que ahora me acompaña desde el cielo”. Añadió Gómez.
Además, nos Don Ricardo nos relató cómo fue que llegó a trabajar a Fenaro, “Hice un curso por el Sence que por supuesto aprobé y la directora me llamó y me preguntó si quería trabajar, un funcionario me dijo preséntese mañana en tal dirección y yo fui, al final tenía tres entrevistas. Ahí llegué por primera vez a la federación, mi primer contacto fue con Gloria, al otro día me entrevistaron Pablo Verdugo y Francisco Espinoza quienes confiaron en mí y en mi trabajo”.
“Al principio no fue fácil porque no entendía el dialecto que utilizaban, había palabras que yo no conocía, pero de a poco me fui acostumbrando. Cuando llegué a trabajar la idea fue ordenar e implementar acciones que organizaran tesorería porque nunca tuvo una cultura contable. Mi trabajo era recibir correos, transferencias, comprobar lo que estaban pagando, hacer los recibos, imprimir, guardarlos y también estuve encargado de los temas de carnet., Expresó Gómez.
En cuanto al trabajo que realiza hoy en día el señor Gómez agregó, “Ahora soy el encargado de tesorería y finanza, del control interno de los gastos de la oficina, del registro de gastos e ingreso, del registro de gastos y pasivos, control del libro de asistencia, encargado de tramitar ante la firma contadores previa autorización del directorio interino el pago de remuneraciones. Control de gestión gastos presupuestario”
Ante la pregunta si ha aprendido algo del rodeo y sus tradiciones, el señor Ricardo contestó, “Sí, cada día he aprendido más de rodeo, recuerdo que en el Campeonato Nacional de Pemuco me tomé el tiempo para ver un rodeo, pero no entendía mucho, así que Luís Ordoñez se sentó al lado mío y fue mi profesor, me enseñó que era una atajada, una collera y muchas cosas técnicas, fue una gentileza, ahí comencé a entender muchas cosas más y todo lo que significa”.
“Para mí ha sido todo un reto trabajar aquí es otro país, otra cultura que me ha permitido desarrollar mis humildes conocimientos, también profesionalmente y hacerme de grandes amigos que son los presidentes de asociaciones, es una nueva familia. También me dio la oportunidad de crecer, de dar clases en la Universidad de Viña del Mar. Mi señora madre está aquí en el cementerio de Talagante y hemos decidido con mi familia quedarnos acá, aunque mi señora todavía no está totalmente convencida. De no haber sido por todo el apoyo recibido no habría podido lograrlo, aunque soy una persona muy trabajadora”.
Por último, Don Ricardo nos contó una anécdota, aunque un poco nostálgica, pero que nos muestra su respeto, esfuerzo y trabajo, “Tengo una historia que me gustaría contar es un poco triste, pero real, estaba dando clases en Viña del Mar y siempre cuando me presento el primer día siempre les decía que en las clases primero teníamos que divertirnos porque si usted no está a gusto escuchando un apersona más de seis horas, lo más probable es que no pueda aprender nada, que yo vine a aportar y no a apartar, que todo es para su beneficio personal, que vine para que usted apruebe, que soy exigente, así que hay que practicar”.
“En las clases había una regla y era que no se podía salir de la sala, un día recibí una llamada, salí a contestar y un alumno me dice que eso no puede hacer, que era una falta de respeto y que lo iba a notificar, entonces le expliqué que siempre hay una explicación, que por respeto se la daría y le conté que contesté la llamada porque mi madre estaba en la UCI y que me estaban avisando que ella había fallecido. La misma persona me dijo que si quería me retira, pero yo respondí que él estaba pagando para que yo le enseñara, no para que me fuera que yo tendría mi momento para llorar, cada uno entendió que el trabajo debe seguir y me gané su respeto, a partir de ese instante muchos valoraron más lo que tenían e incluso un joven que vivía muy lejos después era el primero en llegar y me dijo, lo que usted acaba de enseñar no lo he aprendido hasta ahora”.